El día de ayer, dos de enero de 2014 fue un día raro. Primer día de rebajas de invierno en ZOE y no paraba de llover. Ana tuvo que comprar artículos para la tienda, que ya estaba un poco "pelada" y se pasó todo el día etiquetando, cambiando precios, colocando y afortunadamente vendiendo. Muchas emociones en un día, que a priori no pintaba nada mal.
Hasta que llegó la tarde y aprovechando que no había en ese momento nadie en la tienda entró un señor a pedir dinero, con un folio escrito a mano que dejó encima del mostrador, entretuvo a Ana con la vista unos segundos, recogió su folio y se marchó. Ella, que es muy precavida, no perdió detalle de la actitud del tipo, no dejó su ordenador en ningún momento y cuando el señor se fue, ella siguió a lo suyo.
Un rato más tarde se acordó de una cosa, se nos había acabado el café en casa, se propuso ponerme un Whatsapp para decirme que fuera a comprarlo pero, Oh sorpresa! su móvil había desaparecido. Desde el fijo de la tienda se llamó, pensando que estaría en el bolso o en algún otro lugar, pero como os podéis imaginar, el móvil, había volado.
Había volado bajo un folio y de la mano hábil de un profesional. Hasta nunca!
 |
| Era igualito a este, por lo menos me podían haber devuelto la tarjeta SIM |
Fue un momento de disgusto y enfado, salieron por su boca palabras innombrables, pero eso fue ayer. Hoy ya nos reímos. Hoy pensamos, que esto se lo peor que nos pueda pasar en 2014!
Me parecía feo empezar el blog con un "caso" desagradable, así que lo he dejado para el segundo post. Amigas y amigos, este no es la única cosa ni el único caso de ZOE, hay, ha habido y habrá muchos más, y aquí estaremos para contarlo. Mientras tanto, tened los ojos bien abiertos, no sabes quién puede estar por ahí, rondando.
Besos y abrazos,
ZOE Madrid
